El Guardia

Era una noche fría de enero allá por el 2005, un catorce de enero, viernes para más señas; Iglesia de Santiago, entrada de la sacristía, un hombre espigado y con claridad de ideas grises, esperaba impaciente el comienzo de una Iguala. Lo estoy viendo con su pelliza de ante, y su jersey negro de cuello vuelto.
Yo, con treinta años en mis espaldas, me acerque a aquello que nunca habia vivido, mi primera iguala. Y en los escalones de aquel Templo, que fue Nuestra Casa, estaba él aguardando su momento.
Desde aquel día hasta ahora, hemos pasados malos y buenos momentos; hemos recibido criticas, muchas, y enhorabuenas, las menos; hemos luchado contra viento y marea para conseguir lo que hoy somos, la Cuadrilla de Mumá.
Hablo en plural por que todo lo que hemos conseguido es fruto de cada uno de nosotros, sin dejar fuera a nadie, y como principal arquitecto de la Cuadrilla, Alfonso Rubio: mi amigo, mi capataz, mi Hermano; y el da cada uno de los setenta peones de Mumá.

Guardia, te queda una semana tan sólo, y no hay mejor regalo que el cariño de tu gente; y por supuesto, el amor de una Madre, que es nuestro Desamparo; que Ella siga cuidando de ti y los tuyos; y no te olvides que el viernes estará Presente contigo, con tu gente.

Felicidades Capataz.